A la plaza de
abastos de Los Corrales de Buelna le queda una semana de vida. El sábado
es el último día dado por el Ayuntamiento a los cinco comerciantes que
ejercen sus profesiones en ella, de pescadería y carnicería, para que
vendan las mercancías que aún tengan en las cámaras. El problema ahora
tiene como protagonista una de las vigas que sujetan el techo,
parcialmente rota. Los servicios técnicos municipales (dos arquitectos)
han emitido un informe en el que señalan que existe un «evidente»
peligro para las personas, tanto comerciantes como compradores, lo que
hace «urgente tomar las medidas pertinentes». En principio esas medidas
apuntan ya al derribo del edificio.
Ayer, los comerciantes esperaban la comunicación oficial del
Ayuntamiento. Una semana como mucho para abandonar sus puestos. Lo
hacían preparándose para lo que les viene. El asesor jurídico de uno de
ellos, de José María Cano, explicó que esperan una reunión con la
alcaldesa, Mercedes Toribio, el concejal de Obras, Serviliano González,
y con los servicios jurídicos para hallar una solución consensuada que
evite el desalojo definitivo. Ya cuentan con un informe técnico privado
que da soluciones a la rotura de la viga y permitiría mantener abierto
el edificio.
Seguridad
Aún así, ayer la alcaldesa de Los Corrales de Buelna, ya adelantaba que
la situación es complicada. «Lo primero es garantizar la seguridad de
las personas, y aunque hemos luchado por mantener abierta la plaza de
abastos, el informe de los servicios técnicos es concluyente, el peligro
es real. Es un edificio público, y no podemos jugar con las vidas de los
comerciantes y compradores».
En cuanto a posibles medidas de futuro aseguró que al tratarse de un
edificio público se hace necesario elaborar un expediente administrativo
que establezca la situación de ese solar y los derechos de los
comerciantes. «La situación en la que quedan los profesionales me
preocupa realmente, pero tengo las manos atadas y no soy persona que
prometa cosas que no pueda cumplir en el futuro. Me gustaría tener una
solución, pero ya es difícil».
Explicó que incluso se estudió un posible derribo de la parte oeste del
edificio, afectada por la rotura de la viga, manteniendo abierta la otra
parte, pero la falta de cimientos del edificio amenazaba el que se
desplomara entero.
Ahora queda por saber que harán en estos días los afectados.