La paciencia se ha acabado. El
Ayuntamiento de Los Corrales de Buelna quiere terminar con la mala
educación de algunos vecinos que «no colaboran» con la intención de
mantener las calles limpias. Así lo decía ayer mismo el concejal de
Personal, Serviliano González, que expresó su «desilusión» por esa poca
colaboración. Ordenanzas, llamamientos a la ciudadanía, seguimiento de
algunos comportamientos criticables, nada parece conseguir los
resultados que se persiguen: dar una sensación de limpieza y una buena
imagen, especialmente, del casco urbano. Una guerra a la mala educación
a la que se une el sector más perjudicado: el comercio.
Serviliano González lamentaba que «ninguna medida parece convencer a
algunas personas que pasean perros para que recojan sus heces, algo que
comienza a ser inconcebible por su reiteración». «Mal está que no
respeten los jardines, especialmente por los niños, pero que no recojan
las defecaciones en las aceras, es algo inaceptable», señala. Una mala
costumbre que no sólo afea las calles sino que, como decía el concejal,
«ya no sólo es una cuestión de imagen, también lo es de salubridad
pública».
Se ha convertido en una «obsesión» la limpieza de la calles, de los
jardines, de las plazas y parques. Por eso hizo un último llamamiento a
la educación ciudadana desde los hogares y las escuelas: «Intentemos
todos poner de nuestra parte para acabar con esta situación, no sólo con
los excrementos de las mascotas, sino con las bolsas y los papeles que
se tiran a la calle».
En ese sentido, anunció que se incrementará el número de papeleras, a la
vez que se recordará y aplicará la ordenanza de convivencia ciudadana:
«Está prohibido y, en su caso, será sancionada toda acción que afee,
ensucie, produzca daños o sea susceptible de producirlos en lugares de
uso o servicios públicos, y ello con independencia de la reclamación de
los perjuicios causados».